martes, 15 de marzo de 2016

CAMBIOS ESTACIONALES.



Las poblaciones de organismos que habitan en lagos y lagunas experimentan cambios estacionales. En los climas templados a finales primavera y principios de verano, el incremento de la radiación solar y la mayor temperatura del aire hacen que las aguas superficiales se calienten más que las profundas, y permanecen en esta zona debido a su menor densidad.

La capa de agua más caliente y ligera, el epilimnion, se sitúa por encima de una capa de aguas más frías y densas, el metalimnion, cuya temperatura desciende aproximadamente 1 ºC por cada metro de profundidad, constituyendo un gradiente denominado termoclina. Cuando el agua alcanza la Tª de 4 ºC (máxima densidad) permanece como una capa de agua fría sobre el fondo, el hipolimnion.

Mientras que el oxígeno mantiene la capa superficial bien aireada, en las capas profundas además de un déficit de oxígeno, se acumulan los nutrientes por descomposición de los sedimentos, por lo que estos son inaccesibles para el fitoplancton del epilimnion.

Al llegar el otoño la temperatura del agua y la radiación solar disminuyen, la situación se invierte y la superficie del agua empieza a enfriarse. El agua se vuelve más densa, se hunde, y desplaza el agua profunda, más caliente hacia la superficie donde se enfría. Se produce una mezcla vertical, recargando la masa de agua de oxígeno y nutrientes.

Cuando llega el invierno, y como consecuencia del frío puede producirse una ligera inversión térmica, quedando en la parte superficial el agua más fría incluso helada, aumentando con la profundad hasta los 4 ºC.

Con el deshielo primaveral y el calentamiento de superficie hasta los 4 ºC tiene lugar una nueva mezcla, con la consiguiente recarga de oxígeno y nutrientes. Las aguas superficiales son de nuevo ricas en nutrientes y oxígeno, listas para el crecimiento primaveral del fitoplancton. A medida que avanza la estación, aparecen de nuevo las tres capas antes mencionadas.

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